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21 Finalmente, Manoa entendió que ese hombre era en realidad el ángel del SEÑOR, pero el ángel del SEÑOR nunca volvió a aparecérsele a Manoa. 22 Manoa le dijo a su esposa:

—¡Hemos visto a Dios! Seguramente vamos a morir por eso.

23 Pero la esposa dijo:

—Si el SEÑOR no quiere matarnos, no habría aceptado nuestra ofrenda del cabrito y la ofrenda de cereal, ni nos habría mostrado todo esto ni nos habría dicho nada.

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